El Contador del Futuro o ¿Tiene Futuro el Contador?

Por CP José Luis Arnoletto y CP Ramón Vicente Nicastro

 

El fenómeno de la irrupción de la tecnología que aceleró la pandemia movió los cimientos de la profesión de contador e hizo que aumentaran las reflexiones sobre las dudas que plantea el título de este trabajo sobre el futuro del contador, tal como se lo concibe (¿concebía?) hasta hoy.

Justo es reconocerlo que ya se hablaba del tema en los círculos afines a la profesión; valga como muestra la propuesta[1] sobre la necesidad de reinventar la profesión, so pena de desaparecer, frente a aquella irrupción tecnológica.

En ese sentido, puede leerse en medios de publicación masiva, un listado de profesiones en peligro de extinción en un futuro no muy lejano. Como muestra, resulta destacable lo afirmado por Marcelo Bellucci[2], quien sostiene que manifestar que la tecnología va a aplastar –como un Terminator- millones de profesiones, en realidad, sólo se está contando una parte de la verdad. Ya que no sólo habrá muchos puestos que subsistirán en la era de los robots, sino que también surgirán otros nuevos, ya que “el período actual se caracteriza por una serie de avances que borran las fronteras entre lo físico, lo digital y lo biológico. Y que ninguna revolución pasada combinó tantos adelantos a la vez y a un ritmo tan frenético”, haciendo hincapié en que “la capacidad cognitiva de nuestra especie no ha evolucionado a la misma velocidad que la tecnología. Lo que implica que la brecha entre máquinas y humanos será cada vez mayor”.

O, peor aún, es leer que “el mayor impacto ocurrirá primero en aquellas tareas que requieren una mayor exigencia en las habilidades cognitivas (capacidades que tiene el cerebro para funcionar y trabajar con la información que obtiene del ambiente)[3]

Pero, este impacto que causa la tecnología no parece ser gratuito para la sociedad, pues, como sostiene Camilo Hernández[4], “la sofisticación de los ecosistemas digitales aumenta los riesgos de seguridad de la información y una forma de contrarrestarlos es a través de un modelo de evaluación continua de riesgo adptativo y confianza …. el cual permite la toma de decisiones en tiempo real y ofrecer respuestas inmediatas, flexibles y a medida”.

Con anterioridad Ricardo Ruiz Bentancourt[5], en su trabajo titulado “Cómo la tecnología ha afectado a la profesión del contador público”, citando a Agnes Ann Pepe, señaló que nuestra profesión, a fines del siglo pasado “tomó una nueva forma. Las computadoras y los softwares de contabilidad han cambiado a la profesión completamente. Con programas como Microsoft Excel el contador tiene hojas de cálculo electrónicas. Con el uso de estas tecnologías el CPA puede realizar análisis estadísticos, pronósticos y cálculos financieros con gran eficiencia. La tecnología contable ha permitido al CPA moverse de un escritorio lleno de papeles haciendo cálculos de horas, a maneras más dinámicas de manejarse y ha permitido al CPA encontrar nuevos desafíos y mucho más que ofrecer que en el pasado”, anticipando la realidad actual.

Como un aporte sobre el tema, destacamos estas herramientas que hoy podrían generar dudas sobre el futuro del contador, tales como:

  • “la Inteligencia artificial, que calcula indicadores financieros, puntos de equilibrio, posiciones de Iva, y muchas de las tareas operativas.
  • las herramientas de XBRL, que junto con las taxonomías de IFRS permiten agilizar la elaboración y presentación de los Estados Financieros, y todos los análisis posteriores sobre los mismos. Estadísticas, ratios, tendencias, etc. Este acrónico XBRL por “eXtensible Business Reporting Language”, es el lenguaje, de libre uso, basado en los estándares XML, que permite la interoperabilidad y análisis de cualquier tipo de información financiera y empresarial a través de Internet al integrar directamente las reglas de negocio en su desarrollo.
  • -el cambio en la parte operativa de la profesión que generó el uso de la factura electrónica y los controladores fiscales, que permiten ir migrando hacia la autoliquidación de los tributos.

Pensamos que estos tres agregados, que parecieran asustar y hacer temer por el futuro, … es una enorme ayuda, ya que se eliminarán muchas tareas rutinarias, de bajo valor agregado y que permitirán al Profesional concentrarse en la Planificación, la visión de futuro y el asesoramiento, más que en los procesos manuales, pues, cuando planificamos nuestros estudios en los albores de la década del ochenta, parecía que iba a desaparecer la teneduría de libros y buena parte de la incumbencia, y claramente eso no ocurrió, como tampoco ocurrirá ahora.

Por último, nos dejan dudas los planes de estudios de nuestras universidades, pues resulta imprescindible modificar el modo en que se enseña en la Facultad y en los cursos, migrando desde el cálculo a la planificación, desaprendiendo técnicas y aprendiendo otras y preparando al colega para esa evolución.

Ante este dilema que nos presenta el avance tecnológico, resulta procedente ver si es compatible articular el pensamiento del gran escritor argentino, Jorge Luis Borges sobre que: “el futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer” frente a cuán grande será el cambio que merezca reinventarse para no desaparecer.

Para adentrarnos en el tema del futuro, vale volver a Borges cuando dijo que: “cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quien es”, de ahí que resultará importante descifrar si sabemos realmente quiénes y qué somos y qué ofrecemos a la sociedad, tal como nos conocemos hoy.

Ante estos interrogatorios, sostenemos que, aún hoy, tenemos en claro las respuestas desde el mismo momento que egresamos de una universidad y, mejor todavía, cuando nos capacitamos en forma permanente y, por ello, sabemos nuestro destino, nuestro futuro. Entonces, si partimos de esa idea central, solo debemos pensar de qué modo podremos seguir siendo una herramienta útil para la sociedad, sin olvidar que las sociedades cambian con el tiempo según cambien las circunstancias., aquellas de las que nos hablaba el gran filósofo español Ortega y Gasset. Por ello, solo debemos tomar a la tecnología como una circunstancia que no presenta este tiempo y no olvidar que podrán dictarse cientos de normas técnicas y podrá irrumpir en nuestras vidas nuevas tecnologías, pero si no cambiamos nuestra esencia de humano pensante, aquellas solo serán herramientas que mejorarán nuestra prestación de servicios a la sociedad.

Entonces, ¿por qué creer que hay un contador del futuro diferente al de hoy o al de ayer? si será siempre el mismo humano, actuando en un campo de las ciencias económicas como un hombre ético y capacitado, de manera tal que, desde su idoneidad para discernir su realidad, encuentre el método de seguir aplicando la técnica y la ética al servicio de la sociedad como lo venimos haciendo desde hace varios siglos, pues, como también señala Bellucci[6], “pese a estos progresos, hay una serie de ocupaciones que serán difíciles que una IA pueda ejecutarlas, debido a su falta de subjetividad. Ya que se requiere una combinación de intuición, razonamiento, empatía y emoción. En esta lista aparecen funciones clásicas como médicos, odontólogos, juristas, maestros, deportistas de élite y también, bajo nuevas denominaciones, diseñadores, financistas y generadores de contenido, sin dejar de lado lo que el miso Bellucci agrega en cuanto a que: “la perspectiva de una verdadera inteligencia mecánica que alcance el nivel de sofisticación humano –si es que llega algún día– aún está muy lejos”.

Puede ser que haya cambiado algún método laboral a través del tiempo, pero lo que se mantiene inalterable es aquella virtud o capacidad de discernimiento que tiene como humano. Es decir, es, antes que nada, un hombre, técnicamente preparado y actualizado y que ejerce una profesión que solo cambia de matices en la práctica, pero no en el fondo.

Por todo ello y a modo de conclusión, adherimos al pensamiento[7] de que: “los Contadores Públicos no podemos tenerles miedo a las nuevas tecnologías. Todo lo que implique conocimiento nuevo es positivo para la profesión. Estamos en la obligación de aprender, de estar actualizado acerca de los avances tecnológicos recientes, esto se podría decir que es lo mínimo que el profesional tiene que saber acerca de este aspecto, claro está, si no las tiene estará inmerso en lo obsoleto. Y precisamente para eso son los foros, las conferencias, los seminarios, capacitaciones, cursos online: todo tiene la firme intención de elevar nuestro nivel profesional” y que este aprendizaje debe complementarse con planes de estudio de la universidad latinoamericana de manera tal que no generemos nuestra propia obsolescencia.

[1] José Luis Arnoletto; Ex presidente de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPE). Propuesta realizada a la Junta de Gobierno de FACPCE.

[2] Diario digital Clarín; “Inteligencia Artificial: Qué profesiones tendrán mayor demanda en el futuro”; 23/01/23. https://www.clarin.com/tecnologia/profesiones-mayor-demanda-avance-inteligencia-artificial_0_GtQ9X9pbti.amp.html?gclid=EAIaIQobChMI68DgnfzH_wIVBcKRCh0HfQAlEAAYBCAAEgLHLfD_BwE

[3] Diario Digital El Cronista; “Inteligencia Artificial: ¿una amenaza para las profesiones tradicionales?; Damián García; 24/04/23; https://www.cronista.com/management/inteligencia-artificial-una-amenaza-para-las-profesiones-tradicionales

[4] INCPC; “El contador público y las tendencias tecnológicas”; 01/03/18; https://incp.org.co/contador-publico-las-tendencias-tecnologicas/

[5] https://es.scribd.com/document/398607867/Como-La-Tecnologia-Ha-Afectado-a-La-Profesion-Del-Contador-Publico

[6] Op. Cit.

[7] Duboe, Camila; Duboe, Jorge y Rosatto, Antonella; “La Tecnología y el rol del contador público en Argentina”; Trabajo de Investigación bajo la dirección del profesor Pablo David Majowka, Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo; Mendoza, 2020; pág. 45

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