Asociación Interamericana de Contabilidad

Cómo influyen los acreedores en la dirección de las empresas

Por C. P. Héctor Jaime Correa Pinzón – Presidente AIC

En los últimos años la reforma del sector financiero y la promoción del sector privado han sido objeto de atención considerable en las economías en desarrollo y en transición.  En cambio no se ha prestado la debida atención al vínculo esencial entre los bancos y las empresas, no sólo para el financiamiento sino también para la eficiencia y en último término, la supervivencia.   Los bancos y otros acreedores pueden contribuir de manera fundamental a la eficiencia de las empresas medianas y grandes, privadas o estatales.  A su vez los acreedores dependen para sobrevivir, que los prestatarios reembolsen sus deudas.  Si los bancos no pueden cobrar las deudas, no funcionarán bien por mucha supervisión o competencia que exista. La deuda parece estar convirtiéndose lentamente en un instrumento para el control de las empresas medianas y grandes en algunas economías en transición.  Con todo, las facultades e incentivos de que gozan los acreedores, son todavía precarios en comparación con las economías de mercado más desarrolladas.  La solidez de los acreedores es tan importante para el buen funcionamiento de las empresas como la de sus propietarios. El financiamiento externo de la empresa privada tiene básicamente dos orígenes: Los empréstitos y la participación en el capital.  Aunque el control que ejercen los accionistas es conveniente en épocas de rentabilidad, el seguimiento y control por parte de los acreedores son imprescindibles en momentos de dificultades financieras graves, especialmente cuando hace falta un control estricto de los gastos e inversiones.  De hecho, la legislación sobre ejecuciones hipotecarias y quiebras suele en esos casos traspasar el control, de las empresas a los acreedores.  Así pues, que los acreedores dispongan de controles eficaces es un elemento fundamental para el éxito de la transición económica.  Se ha analizado extensamente las condiciones para que los propietarios ejerzan un buen control o “dirección de la empresa”.  No se han analizado tanto los requisitos jurídicos e institucionales para un seguimiento eficaz de la deuda, aunque tienen la misma importancia.  Al igual que los accionistas, los acreedores pueden seguir la marcha de las empresas activa o pasivamente.  Activamente, mediante la evaluación directa de las operaciones, y las decisiones de inversión. Así como la capacidad y disposición a reembolsar las deudas, o pasivamente, exigiendo garantías.  Si se efectúa un análisis antes de decidir la concesión de un crédito, lo que se analiza es el valor de la garantía y no las operaciones de la empresa. En el seguimiento y control que ejercen los acreedores en las economías de mercado hay tres elementos fundamentales: información fidedigna, incentivos al acreedor basados en el mercado y un ordenamiento jurídico apropiado para el cobro de la deuda.  La experiencia obtenida en varios países antes de la pandemia, ofrece enseñanzas fascinantes sobre cómo – y cómo no – potenciar a los acreedores como agentes de dirección y reestructuración de las empresas medianas y grandes.

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